El profeta Samuel en su Primer Libro confronta al pueblo de Israel diciéndoles: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, ¿o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio…” (15.22)

Cuán importante es la obediencia a Dios como Padre nuestro; a Jesucristo como nuestro Señor, y al Espíritu Santo como nuestro consejero. A veces nuestra actitud es de rebeldía y desobediencia, el resultado: recibimos la disciplina de Dios, actúa como Padre indignado y por su amor a nosotros tiene que aplicarla. Lo que nosotros esperábamos de bendición no llegó y no nos agrada el resultado.

Es muy necesario que obedezcamos a Dios como Padre en sus mandamientos que se ha registrado en su palabra, sus instrucciones, sus enseñanzas, estatutos y preceptos. Cuando Jesucristo dice que el primer mandamiento que nos ha dejado debe ser, amar a Dios y amar a nuestro prójimo, además dice, que sus seguidores oyen su voz y lo siguen. Que, debemos ir y compartir su evangelio y los que crean en él deben de ser bautizados como testimonio público de que son sus seguidores.

Tienes que reconocer que en nuestros círculos humanos tenemos familiares, amigos y conocidos que están extraviados de tener una relación adecuada con Dios y necesitan de ti para tener un encuentro con El por medio de Jesucristo. Debemos urgentemente ayudarles. Respecto a ti que ya has tomado una decisión por Cristo, debes obedecerle en su mandato dando testimonio púbico por medio del bautismo. El obedecer es mejor que cualquier otra cosa que quisiéramos ofrecer.

Lee 1 Samuel 15:22-23