“Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones. Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo”
2 Pedro 1: 19-21
Es sobresaliente el pensamiento del apóstol Pedro, la palabra que predicaron los profetas fue verás y parte de ella tuvo su cumplimiento con la llegada del Mesías, su nacimiento, niñez y hasta que Jesús el Mesías apareció en escena predicando y enseñando el evangelio de amor, por su fe y poder sanó a enfermos, resucitó a muertos e hizo muchas otras cosas para confirmar lo que los profetas por inspiración del Espíritu Santo habían dicho, incluyendo su muerte por causa del pecado del ser humano y para salvación de todo aquel que crea en Él como Mesías Salvador.
Al tener una relación con Jesucristo, en el momento que entregamos nuestra vida a Él recibimos la salvación del alma y recibimos al Espíritu Santo, Él nos iluminará para que seamos capaces de comprender las Sagradas Escrituras para nuestro beneficio y crecimiento de nuestra fe y así, poder ayudar a otros que creerán en el Cristo Salvador. Las Escrituras son la Palabra de Dios y tiene su fiel cumplimiento en el Señor Jesús, podemos interpretarla según conozcamos los principios y una genuina dependencia del Espíritu Santo. Debemos tener pasión por conocer más a nuestro Señor Jesucristo por medio de la lectura, estudio de su Palabra, sobre su vida, sus obras, sus enseñanzas, sus sufrimientos, su muerte en la cruz, su resurrección y ascensión. Su ministerio continúa como mediador e intercesor por sus seguidores.
Lee 2 Pedro 1:16-21