La humanidad está enferma, del alma, de la mente y del cuerpo. Pero no hay nada imposible para Dios, por medio de su Hijo Jesucristo y su Evangelio.
—El Evangelio es la cura para tu vida espiritual. Te cambia (Isaias 1:18). Hace de de ti una nueva persona (2 Corintios 5:17). Enseña que la muerte de Cristo y su sangre derramada son suficiente y poderosa para perdonar tus pecados (Mateo 26:28).
—El Evangelio tiene la cura para tu salud mental. Para el alma perturbada. La culpa es un verdadero problema en el ser humano, no hay terapia psicológica capaz de solucionarla. Los pensamientos obsesivos que provocan depresión, temor, inseguridad, es una situación patológica difícil de sobrellevar. Jesús al ver a muchos en esta situación ofreció: “Vengan a mí los que están agobiados y cansados, que yo les daré descanso”. El y su palabra son la solución. Romanos 12:2. Arrepentimiento, confesión y aceptación de Cristo como Salvador y Señor son la manera de salir de ese estado patológico, porque Él salva y sana.
—El Evangelio tiene la cura para tu enfermedad física. La enfermedad y la muerte entraron al mundo cuando el hombre desobedeció a Dios y pecó ante su Creador. Dios no envía la enfermedad, viene por nuestra naturaleza caída, de Él viene la sanidad del alma, de la mente y del cuerpo. Su palabra es sanadora (Salmo 107:20; Éxodo 15:26; Salmo 103:3). Es asunto de fe el sanar físicamente, si es una enfermedad para muerte según el plan de Dios no resultará. Por la oración de fe el enfermó sanará. Las indicaciones están en la Carta de Santiago 5:14-18.
La cura o la solución de la enfermedad del alma, de la mente y del cuerpo solamente están en Cristo. Acude a Él con humildad, tu alma será salva, tu mente será sana y la enfermedad de tu cuerpo será sano.