En la población de Jericó, Jesús preguntó a un hombre ciego: ¿qué quieres que te haga? Él vio que el hombre estaba ciego y también la gente que estaba ahí presente lo sabía, pero Jesús le hizo la pregunta porque esperaba una respuesta específica. Tu y yo en nuestras oraciones, al llegar a las peticiones tenemos que ser específicos en lo primordial, el ciego pudo pedir comida, pero lo primordial para él era poder ver, eso es lo que pidió y Jesús realizó el milagro. En tú encuentro con Dios debes incluir alabanza, gratitud,confesión, intercesión, no solo peticiones. El salmista dice: “Grande es el Señor y digno de suprema alabanza” (100:4-5; A los Filipenses 4:6). Pero debes saber escucharlo, Él desea hablarte.

La Comunicación es en dos direcciones. Porque la verdadera comunicación con otros y con Dios, es una vía de dos direcciones de ida y de regreso. Tu hablas y Dios te escucha, Él habla y tú escuchas. El vocablo escuchar significa “poner atención o aplicar el oído para oír algo o a alguien”. La accion de escuchar es voluntaria e implica intención por parte del individuo, a diferencia de oír, que significa, “percibir por el oído un sonido o lo que alguien dice”. Dios nos escucha en nuestras oraciones y también nos oye. Por eso es conveniente que después que ores, leas o medites en su palabra. De esta forma se alcanzan magníficas decisiones, aún con otros, porque se establecen consensos, se llegan a acuerdos y se resuelven los problemas, se revelan ideas, se intercambia información, se influye para cambiar actitudes, se ofrece entusiasmo, se da y se recibe consejos y se desarrolla una relación más íntima. Si tú empleas todo el tiempo de oración para que Dios te escuche, te perderás escuchar lo que Dios siente respecto a ti.

¿Quieres escuchar a Dios? Estoy seguro que sí, entonces debes entregar tu culpa a Él. Define con precisión lo que crees que le disgusta a Dios de ti. Arrepiéntete de ello, pide su perdón y dale gracias, continúa adelante con tu vida y recibirás su respuesta a tus peticiones, lo escucharás cuando te acerques a Él en esa linda conversación. Dios, como Padre nos espera cada día para tener comunión contigo y con cada hijo suyo. 

Lee Filipenses 4:6-7