El apóstol Pablo escribiendo a sus amigos e hijos espirituales Filipenses, les dice: “Alégrense siempre en el Señor, insisto: ¡alégrense”.

Filipenses 4:4

La alegría o el gozo es el resultado de una vida que se ha realizado, que ha logrado tener contentamiento consigo mismo y con la vida. Es un entusiasmo que invade la vida. Antes nuestra alegría o gozo era pasajero pero cuando conocimos a Jesús el Cristo, se debe haber operado un cambio en nosotros. 

Puesto que el pensamiento tiene tanto que ver con aquello que forma tu vida, considera lo siguiente para que normes tu criterio y tu forma.

Deja de despreciarte. Tu eres creación de Dios, eres amado por Él desde tu formación, por lo tanto deja que el Espíritu de Dios vacíe tu mente de pensamientos de fracasos, así como de conformismo y de culpa.

Elimina los pensamientos de auto compasión. Piensa en lo que tienes como bendición de Dios, inteligencia, talentos y dones y no te auto compadezcas en lo que has perdido o no haz logrado.

Deja de pensar solamente en ti. Piensa en los demás, en los que te aman, y en tus logros sé compasivo, la generosidad es una virtud y es bendición. Jesucristo es el modelo a seguir, siempre pensó en los demás para ayudarles.

Usa tu voluntad. Dios te ha dado ese poder, voluntad para actuar. Todo en el Señor. El apóstol Pablo decía: “Yo mismo no pretendo haberla ya alcanzado, prosigo para lograr aquello”.

Ten una meta o un objetivo y confía en el poder de Cristo, esfuérzate para lograrlo y como el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 1:13).

El salmista dice: “Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y   alegraremos en él” (Salmo 118:24). Repítelo con frecuencia o cada día cuando te despiertes y disfrútalo.

Practica el entusiasmo en todo y con todos. 

Lee Filipenses 4:4-9