Él apóstol Pablo, cuyo llamamiento divino recibió, fue para llevar el evangelio de Jesucristo a todas las personas de varias naciones y por eso afirma como es la vida de esa gente sin Cristo en su caminar diario.

Es Una Vida Como La Viven Las Personas De Este Mundo. Siguen las pautas y los valores de la inmensa mayoría. El cristianismo exige el perdón, para ellos es un signo de debilidad. Jesús pide amar al prójimo y aún a los enemigos. Pero ellos no pueden perdonar, ni son sinceros si lo llegaran a hacer. El evangelio de Jesús demanda servicio al prójimo, el mundo y su filosofía es primero el yo, en el centro de su vida, Cristo pide que Dios esté en el centro y los prójimos en seguida. Ellos por su egolatría no pueden aceptarlo, son egoístas idólatras.

Es La Vida Bajo Los Dictados Del Príncipe De Este Mundo. Sin Cristo,  las personas están bajo el dominio del maligno y no pueden resistir sus indicaciones, las oportunidades que da como tentación al mal, por más que se esfuercen, o busquen ciertos paliativos, ya sea en la religión u en otro sistema filosófico, no pueden resistir, están bajo esclavitud.

Es La Vida Que Se Caracteriza Por La Desobediencia. Dios tiene muchos caminos para revelar su voluntad al ser humano. Usa su conciencia. Usa al  Espíritu Santo, quien trata de convencer de pecado, de justicia y de juicio. Por el discernimiento, apelando a su inteligencia para que pueda comprender las Escrituras Sagradas donde viene impresa su voluntad. Lo hace por medio de predicadores y maestros de la Biblia o por otros seguidores de Jesucristo quienes comparten el evangelio de amor de Dios.

Otra Característica De Una Vida Sin Cristo Es Que Está A Merced De Sus Deseos Y De Su Inclinación Al Mal. Tales individuos desean hacer lo malo, lo prohibido, no aceptan la moral de la Biblia. Y esto los lleva más y más a la degradación moral.

Finalmente Es Una Vida Que Solo Merece La Ira De Dios Al Morir Físicamente. Dios es amor y lo ha demostrado de muchas maneras y la mayor de ellas es haber ofrecido a su único Hijo para morir y salvar al ser humano y cuando el hombre o mujer rechazan este regalo de Dios, sólo les espera el juicio y la sentencia que es, la muerte eterna separados de Dios para siempre. 

Lee Efesios 2:1-3