“Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor”

Evangelio de Lucas 2:11

La realidad histórica del Señor Jesucristo ha sido piedra de tropiezo para muchos ateos, y lo es aún más para los escépticos. Muchos hay que se maravillan de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, pero que les cuesta aceptarlo como un ser real, tal como lo describen los Evangelios. Preferirían atribuir los dichos de Jesús a sus apóstoles, abandonando la idea de que Jesucristo existió realmente en la tierra. Sin embargo, la historia nos dice que padeció bajo el poder del  Procurador Poncio Pilato. La historicidad de Cristo Jesús es una convicción fundamental para la doctrina de la redención. Para creer que El redimió a la humanidad de sus pecados en la cruz, debemos aceptar primero que Él vino a esta tierra, fue encarnado, vivió y padeció por todos los seres humanos.

Afortunadamente, no nos faltan pruebas históricas para convencernos de la realidad de su persona. Muchos de los personajes reales que encontramos citados en el Evangelio sabemos, por la historia secular, que existieron realmente, menciono a Pilato, rey Herodes, Anás, Caifás quienes fueron sumos sacerdotes en ese tiempo, Juan el Bautista, Herodias la cuñada de Herodes, y otros más, que son personas reales y los encontramos citados en el Evangelio y en la historia, cuya historicidad nadie niega. Por lo que es más plausible y razonable creer qué tal como estos personajes existieron, así mismo Jesús el Cristo tuvo una existencia real en el país de Israel. Sus historiadores Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos dieron detalles muy precisos en tiempos cuando aún vivían muchos de los testigos que citan. Otra prueba de la historicidad de Cristo Jesús fue la propagación de sus enseñanzas en el primer siglo y en los siglos sucesivos. En el Concilio de Nicea éste declaró en el año 325 que Cristo Jesús “padeció bajo el poder de Poncio Pilato”, tal declaración tenía todos los pre requisitos necesarios para ser aceptada por toda la cristiandad como una verdad histórica irrefutable.

Ahora, a ti te toca aceptar por fe a Cristo Jesús como tú único y suficiente Salvador, serás salvo y te dará seguridad de vida eterna. Él es un  ser real y eficaz, y su gran amor es indiscutible.

Lee Lucas 2:1-11