Los diferentes episodios de la historia de Israel como una nación son fascinantes. Cuando Nehemías y el sacerdote Esdras logran sus objetivos en la ciudad de Jerusalén, se provoca un avivamiento por la reconstrucción del templo y la reconstrucción de las murallas que protegían la ciudad, además lo más importante fue el culto a Dios y la lectura de la Ley de Dios. Tres días de celebración del culto y de la lectura de la palabra de Dios. El pueblo confiesa sus pecados pidiendo el perdón, invocan a Dios que estuviera presente y clamaron bendiciéndolo, recordaron los años pasados cuando Él estaba con su pueblo, prometiéndole hacer un pacto de no volver a abandonar Su Ley y el templo. Los que firmaron fueron el Gobernador Nehemías y 84 líderes. Este pacto consistía en 10 promesas:
- A vivir de acuerdo a la Ley de Dios.
- A no dar en matrimonio a sus hijos con personas paganas.
- A no comprar ningún artículo en el día sábado.
- Contribuir cada año con 4 gramos de plata para los gastos del templo.
- Participar en el servicio del templo.
- Mantener el fuego del altar durante todo el año.
- Entregar las primicias del trabajo.
- Presentar a sus primogénitos al Señor como dedicación, aún sus animales vacunos y ovinos.
- Dar el diezmo.
- No abandonar el templo de Dios como lugar de su presencia.
Un avivamiento muy sobresaliente, donde después de este pacto, pudieron en el primer culto de sacrificios al Señor, hacer oración de dedicación y consagración, pudieron experimentar la presencia de Dios, y disfrutaron de una celebración que durante 70 años no se había realizado.
Nosotros también de vez en cuando debemos hacer promesas a Dios respecto a nuestra vida espiritual, a servirle en el extendimiento de su reino, de participar en algún ministerio en la iglesia y de contribuir sistemáticamente con nuestros diezmos y ofrendas voluntarias. Yo te invito a considerar este asunto y que el Espíritu Santo provoque en ti un avivamiento espiritual y una linda renovación en Cristo.
Lee Nehemías 10:1-39