SALMO 25 DE DAVID

Algunos salmos de David son oraciones de fe en épocas de angustia. Muchos otros, nos sostienen en épocas de necesidades más urgentes; otros nos fortalecen con la propia palabra cuando nos sobrecoge la prueba o la tribulación.

Este salmo veinticinco es un Salmo de lamento, en el centro de su dolor David pide perdón a Dios. A lo largo de la oración hay elementos de lamentos y  penitencia.

La estructura del salmo es un seguimiento de dirección, perdón y protección.

“A ti Señor, elevo mi alma; mi Dios en ti confío.” Presenta su causa ante el enemigo para que el Señor lo proteja: “No permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mi.”

La directriz que pide es para conocer los caminos de Dios, sus sendas, su verdad, su enseñanza, “porque son amor y verdad”, así conocerá su voluntad y tendrá una vida placentera.

El pide perdón por sus pecados y transgresiones cometidas en su juventud, porque han traído a su vida resultados nada agradables, se sincera confiando en la bondad de Dios y en su amor y desea salir de la aflicción.

En su oración busca la protección del Señor porque está solo y sus enemigos le han puesto trampas, se han tornado con odio violento. “Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio.”

Aprópiate de esta oración si tienes alguna de estas tres necesidades: 

Dirección  para hacer las cosas mejores y tomar buenas decisiones.

 Perdón por pecados no confesados en sincero arrepentimiento ó por las relaciones quebrantadas sin resolver. 

Protección por situaciones que estás enfrentando. No te olvides que el Señor nuestro Dios nos oye por medio de Jesucristo. Pon tu esperanza en Él.

– Pastor Orel Ochoa (extraído del libro Meditaciones en los Salmos del Rey David)

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