De toda Su creación, Dios siempre les ha dado el valor más alto a las personas; por eso, nosotros somos Su enfoque principal para la restauración. Así como hace un hombre que regresa a su casa para encontrarse con que unos intrusos la allanaron y la desvalijaron, el primer pensamiento de Dios es para lo que Él más aprecia: Su familia.
El revoltijo puede ser atendido después; los cajones rotos pueden ser reparados mañana. En este momento, Él quiere asegurarse de que todos estén bien, y quiere liberarlos del trauma que sufrieron.
Así es con nuestro Padre celestial también. En medio del mundo rebelde y equivocado, la Palabra de Dios alivia y repara el daño que hemos sufrido. Nos sitúa para ajustarnos a todas las disposiciones que hizo para la vida nueva que estaremos disfrutando con Él para siempre. Ya que Su Palabra es exactamente la misma de siempre (Isaías 40:8), es perfecta para restaurarnos perfectamente a nuestra condición original.
Ésta es la esencia de lo que la Palabra de Dios hace en nuestras vidas; reconstruye y reconstituye nuestra existencia.
Así que, ¿cómo funciona la Biblia? ¿Cómo hace la restauración de nuestras vidas? Esta es la esencia de lo que la Palabra de Dios hace en nuestras vidas; reconstruye y reconstituye nuestra existencia.
“La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Isaías 40:8).
Hoy, como un Padre amoroso, Dios cuidará de ti y te traerá restauración a las partes afectadas de tu vida por el pecado.
Lee Isaías 40:6-11