¿No todos estamos orgullosos de aquello que enriquece la vida y agrega significado y valor a aquellos que son cercanos a nosotros? Eso espera Dios de nosotros, dar testimonio de Él. Debemos seguir el modelo de Ezequiel para dar nuestro mensaje a otros.

UN TESTIMONIO FRESCO

A veces nos sentimos sin entusiasmo, Dios puede cambiar eso, cuando pidamos que el Espíritu Santo nos llene. En el capítulo 47 de esta profecía, Ezequiel vio un rio que fluía del altar del templo. Las aguas fluían, primero le llegaron a los tobillos, después a las rodillas, luego a la cintura y finalmente estaba obligado a nadar. Esto es la plenitud de Dios como dentro del rio para mantenernos frescos, esto es con una nueva visión, convicción para que podamos testificar de Cristo. Un testimonio sin temor. Con el apoyo del Espíritu Santo. Eso hizo Ezequiel tuvo poder para testificar en el poder del Señor. A veces. Nos invade el miedo de lo que pueden hacernos o decirnos la gente a quien deseamos compartirles la palabra de Dios.

HEMOS DE COMPARTIR DE CRISTO CON SIMPATÍA

El profeta Ezequiel buscó a la gente para hablarles de Dios y sus planes, se sentó donde ellos estaban, observó a la gente desanimada y llorando, su corazón se quebrantó (3:15) y les testificó de Dios. Dio un mensaje para gente que se encontraba en peligro. Tú y yo debemos compadecernos de la gente extraviada, desilusionada, sin esperanza y en peligro espiritual porque se pueden morir repentinamente, solo Cristo es la solución para ellos.

Continúa…

Lee Ezequiel 47:1-6