¿No todos estamos orgullosos de aquello que enriquece la vida y agrega significado y valor a aquellos que son cercanos a nosotros? Una mujer comprometida o casada no tiene dificultades en levantar su mano y lucir el anillo de compromiso. Eso espera Dios de nosotros, dar testimonio de Él, de Su amor, de Su poder para salvar y de las bendiciones que nos da. El profeta Ezequiel recibió un mensaje. El Señor se le apareció por medio de visiones extraordinarias, Dios quiso que el profeta les predicara a los exiliados en Babilonia y que les hablara de Él, de quién era y de sus planes. El mismo llamado es para nosotros. Debemos seguir el modelo de Ezequiel para dar nuestro mensaje a otros.

EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU

El testimonio de Ezequiel lo hizo bajo la influencia y dirección del Espíritu de Dios. El profeta dice “el Espíritu de Dios me levantó. La mano del Señor me sujetaba con fuerza” (3:12-14). El profeta no lo hizo en sus propias fuerzas y sabiduría. Permitió que se le guiara. En su escrito hace mención 55 veces del Espíritu de Dios para que tuviera el control de la situación (1:24). Es lo que nosotros necesitamos, la ayuda y dirección del Espíritu Santo para dar testimonio de nuestra fe en Dios y de Cristo.

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Lee Ezequiel 3:16-21